dissabte, 12 de gener del 2013

Dance or die.

Siempre he querido ser una bailarina, bailar con la vida, dejar que mi cuerpo fluya con las cosas, sin resistencia, sin miedos, sin propósitos. Un bailarín es un poeta vital, alguien que tal vez no utiliza las palabras para fijar en papel el ritmo y la cadencia de sus experiencias, pero que no por ello deja de sentir profundamente ese ritmo, ese latir de la tierra, del alma humana y del universo entero. Un bailarín es un ser ligero, una caminante con hatillo pequeño, una cultivadora del desapego. Recorre los caminos saboreándolo todo, disfrutando de cualquier incidente, mientras se entrega apasionadamente al momento mágico que supone todo encuentro. Vive el instante con intensidad, con entrega, pero sin crear lazos con los recuerdos pasados. Disfruta de todo lo que encuentra, lo más insignificante se convierte en sus manos en lo más noble y sagrado, se vuelca en lo que hace y, cuando cree terminada su tarea, simplemente se va. No acepta compromisos impuestos desde afuera ni cree en complicidades ni traiciones. No tiene más morada que el propio mundo, su tarjeta de presentación es una sonrisa, su despedida un hasta siempre, su estar un dar sin esperar. Al bailarín evidentemente le gusta bailar, le gustan las fiestas, los ritos y las celebraciones.
Pocas personas pueden sentir lo que yo siento cuando bailo. La magia fluye por mi cuerpo y simplemente me dejo llevar, dejo que mi cuerpo se mueva al ritmo de la música. La danza es para mi la entrada a la libertad, hace que me aleje de aquellas cosas que agobian, que duelen. Bailando, bailando con el corazón, sentir la música y transformar esos sentimientos en alegría, pasión y amor. Bailo por que es mi vida y puedo volar bailando. Ahora siento que la danza es parte de mi, es mi vida, esa fuerza que me hace levantarme cada mañana de la cama, lo que me hace mejorar cada día, pero sobretodo es mi pasión y lo será siempre porque ahora que he conocido la danza no la voy a dejar escapar. A menudo mis amigas me tratan de loca o obsesionada porque no hago nada mas que pensar en la danza pero es que es lo que me ha cambiado la vida. Bailar, una palabra, un sentimiento, mi movimiento, lo que me llena, lo que me eleva y me consuela, vivo por vivir, vivo para bailar, el baile, el mejor pañuelo de lagrimas, el mejor saco de boxeo, el mejor psicólogo y el mejor doctor. Sin el baile sería una completa loca, me llena y me levanta, me consuela y me entiende, sin fingir ser nadie, simplemente expresando libertad con tu cuerpo, con cada movimiento.
Y esos nervios que se pasan antes de una actuación, esas ansias de darlo todo y el miedo a que algo salga mal. Ya nada se puede controlar, cuando estas dentro de este mundo solo puedes ser feliz y sentirlo, sentir cada paso, cada movimiento de tu cuerpo. Es algo que solo los bailarines comprendemos. 


Mentalmente desorientada.

Me siento fuera de lugar, desorientada, totalmente perdida. Si ahora mismo me preguntaran que me pasa, ni siquiera sabría qué decir, no sabía por dónde empezar y no hablemos de cómo seguir. Hoy en uno de esos días en el que las ganas de seguir se quedaron por el camino. Uno de esos días en los que por no creer no me creo ni a mí misma. Uno de esos días en los que el nudo en la garganta puede conmigo. Siento que soy una pequeña pieza de ajedrez que alguien mueve de un lado para otro, y es que no se decide a donde colocarlo. Y mientras se decide a mi me da por pensar, pero por más que piense no llego a ninguna conclusión, solo consigo llenarme la cabeza de ideas inservibles, que desecho una y otra vez. Tengo miedo y es que se que haga lo que haga voy a tropezar, y no quiero ya, me he caído demasiadas veces y tengo demasiadas heridas , aunque quizás ya sea demasiado tarde para no querer tropezarme, quizás en este momento estoy empezando a caer, es mas siento que me tambaleo en un muro que se va derrumbando poco a poco, pero suficientemente rápido, para que mi corazón se vaya despedazando con cada piedra , y sí , siempre que caigo , me levanto pero esta vez ya no tengo fuerzas.






dijous, 10 de gener del 2013

Conectate, conectate, conectate...

Él se ha conectado. Abres su ventana de conversación, sonríes al ver su foto de perfil en pequeñito al lado de la barra de tareas. La abres, y la minimizas. No la quitas del todo, la dejas ahí, a la espera de ver ese circulo verde con un 1 en medio, señal de que esa persona te ha hablado. Esperas. Cambias tu estado, tu tablón lo actualizas cada 2 minutos, te etiquetas en 5 fotos, te unes a 10 páginas y empiezas a ponerle comentarios a todos sin razón, simplemente para que, cuando él le de a actualizar, te vea, vea que estás conectada.Tus visitas suben como la espuma, está claro que estás la primera. Continúas con estos cambios, abandonando a los demás que sí que tienen tiempo para hablarte. Cierras su ventana, indignada. Pero bajas la lista del chat hasta su nombre, observando si sigue ahí. Hasta que no puedes más y la vuelves a abrir, a la espera de si eso consigue algo. Nada. Los demás siguen hablando, impacientes. No respondes, no tienes ganas. Sólo lo esperas a él.Son la 1 de la mañana, estás cansada, mañana madrugas, pero no te vas, porque él sigue conectado, y aún tienes la triste esperanza de que te hable.Entonces se te ocurre la estúpida idea de que quizás se lo ha dejado encendido y en realidad no está. Esa idea te acompaña el cuarto de hora siguiente, con 4 estados, 15 tablones, 30 páginas y 25 comentarios nuevos. Esa idea es lo único que te mantiene despierta.




dimecres, 9 de gener del 2013

Buenas noches, princesita. ♥

Hace un tiempo conocí a alguien, alguien que lo cambió todo. Se hace llamar Raquel, Raquel Morote, pequeño saltamontes o mono morado con el culo rojo. Ella fue mi punto y a parte, provocó un cambio positivo en mi. Hizo que una tarde oscura se convirtiera fácilmente en un mar de sonrisas y carcajadas.
Mediante nuestras estupideces, entablamos una relación amistosa, que ambas sabíamos que iba a ser duradera. La confianza entre nosotras apareció al instante y nos sentíamos complementadas la una con la otra. Sabía que Raquel iba a formar parte de mi vida, y que sería una pieza imprescindible en mi puzzle particular. Hace casi un año que empezó todo y ambas hemos pasado por malos momentos, pero la felicidad volvía cuando hablábamos y parecía que solo estuviéramos ella y yo en este maldito mundo. Nos unen muchas cosas, quizás demasiadas, y hasta hemos llegado al punto de llamarnos almas gemelas. No puedo decir que hablábamos cada día, ni mucho menos, pero cada vez que lo hacíamos era como la primera vez, en esos primeros tweets. Raquel es una chica lista, guapa y con sentido del humor. Se dedica a la arquitectura de sonrisas, es una profesional en decir tonterías y es capaz de inventarse una forma muy ququi de nombrarte con tan solo unos segundos. Es experta en decir te quieros de corazón y lo demuestra en cada palabra, cada frase y cada tweet que me manda. Es increíble. Tiene el pelo rizado, muy rizado como yo y su vida es el hip-hop. Sin a penas saberlo, ella ha sido mi única esperanza y la única persona a la que le he podido contar cualquier cosa sin miedo a ser juzgada.
Es una gran persona, pero me he olvidado de mencionar que no la he visto nunca. Nos separan muchos kilómetros y tenemos un mar de por medio (incordiando, como siempre). Nunca he podido abrazarla, ni decirle lo mucho que me importa cara a cara, pero aún así es mas importante que gente que tengo a mi alrededor diariamente. Es alguien de quien no puedo prescindir, me da fuerzas para avanzar y llegar hasta la meta. Ahora, puedo decir que hablo con ella cada día. Raquel me cuenta lo poco que le gusta ir al instituto y lo duro que le parece el bachillerato.
Raquel tiene un número, el 26, su 26. El chico de sus sueños le pinta sonrisas cada día desde hace 5 meses y estoy plenamente orgullosa de ello. Mi peque está ocupada, pero sé que lo está haciendo bien y que es el chico correcto para ella. Se lo merece mas que nadie y ella y yo lo sabemos.
Sabe que la quiero muchísimo, pero por si no se da cuenta de lo recuerdo cada noche con un; 

Buenas noches princesita,
Te quiero

Marta.


divendres, 4 de gener del 2013

¡Soñar! ¡Gritar! ¡Saltar! ¡Luchar! ¡Amar! …¡VIVIR!

-¿Tu lugar favorito en el mundo?
-¿A qué viene eso ahora?
-Tú contesta y ya está.
-Pues ahora mismo no se me ocurre nada, es que tía, ¡vaya preguntitas!
-Venga va, mójate, que pensar un poco de vez en cuando no viene mal.
-No, dímelo tú primero y así sé por dónde vas.
-Pues.. Otoño,en París, andando por un calle repleta de gente que no sabe ni siquiera que existo, tapada hasta los ojos, con un frío de ese que te hiela los huesos y viendo como caen las hojas amarillas de los árboles ¡ah! y sintiendo entre mis manos un chocolate muy caliente, ¿Contento? Venga va, te toca y ya no tienes escusa.
-Pues…
-Venga, ¡tío! ¿Un partido de fútbol en directo? ¿El concierto ése que quieres ver desde que tienes uso de razón? ¿Un viaje con todos tus amigos al paraíso de la cerveza? No sé di algo, ¡lo que se te ocurra!
-Pues no, lo que has dicho es digno de ser mi lugar favorito del mundo, pero no, es algo más especial.
-¿Anda sí? Bueno, si aún me sorprenderás y todo.
-Mi lugar favorito del mundo es aquí, contigo, rodeado de toda esta panda de gilipollas que no se pueden ni imaginar lo mucho que te quiero.