Hola,
¿Te acuerdas de mi? Soy esa chica a la que hace unos días le
decías: Te quiero, eres lo mejor que me podía haber pasado, no se
que podría hacer sin ti, no me imagino una vida sin ti, y miles de
cosas preciosas, que mientras tú las decías yo más me enamoraba,
con la que te encantaba hablar todas las noches hasta la madrugada
aunque al día siguiente tuvieras que madrugar, con la que te
enfadabas y a los 2 segundos le pedías perdón porque no aguantabas
más. Pero un día decidiste dejar de hablarme, no contestar a mis
llamadas y menos a contestarme las preguntas que te hacía, y esas
preguntas eran: ¿De verdad me querías? ¿O era otra chica más a la
que le decías esas cosas para ilusionarla y luego irte y dejarla
hecha como una mierda? ¿De verdad era especial? Bueno sé que estas
preguntas nunca tendrán respuestas así que la mejor opción es
olvidarte y buscar a otro que de verdad me quiera, que lo que diga lo
sienta, que lo que prometa lo cumpla, pero ¿sabes qué? Nunca podré
olvidarte, siempre tendré bonitos recuerdos tuyos, pero también
tendré un mal recuerdo, ese día en el que decidiste ignorarme. Hace
tiempo que esto me cuesta un montón. Hace tiempo que me cuesta
explicar cómo estoy. He perdido muchas cosas en estas dos últimas
semanas. He perdido mis ganas de luchar, he perdido todo aquello por
lo que había peleado. Nunca habría pensado que esto fuera posible,
nunca se me habría pasado por la cabeza que caería tan bajo. Las
lágrimas aparecen en mis ojos cada vez que pienso en ello. ¿Qué me
pudo pasar? Lo peor de todo no es lo que me ha pasado, es cómo me ha
afectado. No me gusto, no soy la misma. Sonrío, bailo, río. Pero
soy otra persona totalmente diferente, lo hago todo sin ganas. No soy
yo. Estoy vacía por dentro, algo se ha tragado mis ansías de
abrirme al mundo. Alguien le ha quitado el tapón a mi botella y se
ha bebido todo lo que quedaba en ella. Intento ser la misma, pero es
que nada es igual. Todo ha cambiado desde aquel día. Mi brillo se ha
atenuado hasta casi desaparecer, mis risas se han apagado hasta
volverse tristes, mi ser está vacío y no hay nada que lo llene.
Intento que no se note nada, pero es que ya nada es igual.
Es
un punto en el que todo me da igual. He sufrido tanto que no se ni lo
que es el dolor, por eso me da igual si me haces más daño. No me
has pisado, me has aplastado, a más no poder; me has destrozado
tanto que no has oído como gritaba de dolor, y mis lagrimas eran
insignificantes para ti. Me tiraría todas las horas del mundo
escuchando las cosas bonitas que sabes decirme, que sabes que me
hacen tan feliz, pero me dan ganas de vomitar cuando se que no son
más que mentiras, transformadas en palabras, palabras que me llegan
a lo más profundo, y yo sigo permitiéndome el fallo de creerlas.
Puede que lo desee, pero se acabo, existe mi orgullo, puedo verte,
pero no quiero mirarte, puedo oírte, pero are que no te escucho, me
cruzare a lo largo de la vida contigo, pero aprenderé a esquivarte.
No creo que llore más por ti, y si lo hago me creeré mis escusas,
mis lagrimas serán por otra tontería. No creo que merezca todo
esto, es más, he sido tan buena contigo que me merezco un mundo
entero lleno de sensaciones preciosas. Que me lo dé quien sepa
darlo, no una persona que no sienta ni el más mínimo escalofrío al
hacerme llorar. Esta claro que habré caído, pero ahora sí, me
levanto para siempre, personaje, que es lo único que puedo llamarte,
aunque lo seas todo para mí. Esto ya es un punto, un punto y final.