dissabte, 15 de març del 2014

365 días.

365 días después y aún sigue pareciendo un sueño. Parece mentira que ya haya pasado un año, el tiempo corre, vuela... Han cambiado tantas cosas en mi vida desde entonces que quizás llegaría al límite de este blog, así que me voy a limitar a recordar con aún más intensidad el mejor día de mi vida. 
Aún recuerdo "Be alright" sonando como alarma esa mañana, lo más gracioso de todo fue que me desperté antes de que sonara. Poco dormí esa noche, en mi cabeza solo corría la posibilidad de tocarle, imaginaba cómo de increíble podría llegar a ser el concierto y es que me prometí no ver ningún video, dejarme sorprender, y así fue. Me levanté de la cama de un salto y me dije a mi misma: "Ha llegado el día." era 16 de Marzo. Me duché, me equipé con mi camiseta, la gorra y todo lo morado que tenía por casa, salí con ansias de no volver. De camino a casa de Paula vi en twitter el rumor de que Justin saldría a saludar al Hotel Arts a las 12 del mediodía y en cuanto nos dimos cuenta ya estábamos de camino. Cuando llegamos a la puerta trasera del hotel nos encontramos con algunas beliebers y estuvimos esperando algo más de 2 horas cantando, gritando, peleándonos con un guardia de seguridad y haciendo amigas de otras partes del país. No lo logramos, pero tengo que decir que tan solo por media hora. Cuando llegamos al Palau Sant Jordi recuerdo mi cara de fascinación, no era como me lo imaginaba, era mucho mejor, beliebers por todas partes, colas eternas y un ambiente inmejorable. Fuimos corriendo a ver a Mireia, Laura, Carla y Clara, que estaban en la cola de Pista Premium y aún recuerdo como me abracé a Mireia diciéndole a gritos: "Es avui, per fi ha arribat el dia, no m'ho puc creure!". Mientras nos contaban su experiencia nocturna centenares de chicas comenzaron a correr en dirección a uno de los laterales del Palau, y obviamente, nosotras no íbamos a ser menos. Juro que no recuerdo haber corrido así en mi vida, me dejé los pulmones y tan solo era una falsa alarma, pero nos quedamos allí igual que las demás. Pasaban las horas, entraban furgonetas negras con los cristales tintados continuamente, pero nada. La mitad de chicas se habían ido a hacer cola a las 2 horas de estar allí de pie y conseguimos pegarnos a la valla que daba directamente a la puerta trasera del Palau Sant Jordi. Fredo, un chico del team Bieber y muy querido por las beliebers se asomó a saludarnos y nos hizo una foto que luego colgó en instagram. Seguimos esperando hasta que llegó una de esas furgonetas, pero esta vez no paró en el parking sino que entró un poco más. Se abrió la puerta izquierda, era Kenny, el guardaespaldas de Justin, pasó al otro lado y abrió la puerta de la derecha y sí, era él. Le vi tan solo unos segundos, me quedé paralizada, no me lo creía, pero había pasado, con eso me bastó para no perder la esperanza. Después de verle y de llevar unas 3 horas y media allí seguimos esperando y desde luego que mereció la pena, porque vimos a un taxi bajando por la rampa, y de él salir Cody Simpson, sí, el mismo. Gafas de sol negras, jeans azules y chaleco tejano, la perfección con saludó y sonrió con entusiasmo mientras nosotras intentábamos asimilar el momento. Después de lo vivido y de llevar 4 horas en un lateral del palacio decidimos hacer cola, aunque por suerte y gracias a contactos y amigas de amigas de otras amigas conseguimos colarnos casi al principio de la cola. En la puerta, a unos metros de entrar al lugar dónde iba a cumplir mi sueño se me pasaban muchas cosas por la cabeza, contemplando el ambiente, millones de chicas como yo histéricas y creyendo estar viviendo algo irreal. Abrieron las puertas mas tarde de lo previsto y cuando entramos Cody salía al escenario y el Palau estaba prácticamente vacío. Nos apresuramos a encontrar nuestro sector y nuestros asientos y disfrutamos como nunca. Cumplí las promesas y llamé a algunos amigos, que pudieron comprobar mi falta de voz sin haber empezado aún el concierto. Seguidamente Carly nos sorprendió con una actuación increíble, preparando el ambiente para cuando llegara el más grande. Terminó con el internacional 'Call me maybe' y dio paso a la cuenta atrás. Los 10 minutos más eternos de mi vida, comencé a llorar inconsciente de lo que me esperaba, las lágrimas caían y medio borroso pude ver en la pantalla el esperado 00:00. Ahora sí, ahora sí había llegado el momento de verdad, empezaba el concierto de mi vida. Yasmina a mi derecha subida al asiento, Paula a su lado y Katherine a mi izquierda, entre llantos y gritos de desesperación logramos ver como después de mil efectos especiales, videos e incluso chispas se abrían las grandes pantallas del escenario y aparecía él, nuestro ángel colgado de unas enormes alas grises hechas de los los 4 instrumentos que toca. Por mi boca solo salían gritos abstractos que sigo sin saber qué es realmente lo que querían decir, por mis ojos se derramaban lágrimas sin parar cuando pisó el suelo de la pasarela, se quitó el arnés, y vestido de blanco mirándonos bajo esas oscuras gafas negras hizo que me subiera un escalofrío al oír por primera vez su voz en vivo y en directo. Su 'LET'S GO!' marcó el inicio de una noche perfecta, llena de ilusión, sonrisas, llantos y sueños cumplidos. All around the world, Take you, Out of town girl, One time, She don't like the lights, Be Alright, Fall, Catching feelings entre otras, lograron llegar hasta el fondo de los corazones de esas millones de beliebers. Realmente aún me cuesta describir todo lo que me pasaba por la cabeza cuando le veía ahí, cantando esas canciones que me sabía de memoria, que cantaba por inercia, porque en ese momento no era consciente de nada, simplemente lo disfruté cada segundo, cada nota, cada palabra que salía de su boca. Lo dí todo y no dejé de llorar en todo el concierto, y cuando menos nos lo esperábamos, las 2 horas habían pasado y el mejor día de nuestras vidas llagaba a su fin. Believe, Boyfriend y cómo no, Baby remataron el increíble espectáculo que Justin trajo a Barcelona, y es que recuerdo lo orgullosa de él que me sentía después de todo eso, recuerdo no querer marcharme, volver a reproducir ese día una y otra vez. La tristeza nos envolvió de camino a casa, recordando cada instante mágico, intentando no olvidarnos de ningún momento. Terminamos el día afónicas, cansadas, pero felices de haber cumplido nuestro sueño, de ver a Cody y al mismísimo Justin Bieber a escasos metros de nosotras. 
Y un año más tarde sigo sin poder olvidarle, sin querer cambiar ni un instante de ese 16 de Marzo de 2013 que me cambió la vida. Una vez más gracias Justin por todas las cosas que has llegado a hacer por mi sin ni siquiera saber que existo, gracias por ese día y por todos los momentos que me has hecho pasar con tu música de fondo, porque de alguna forma siempre has estado ahí para susurrarme al oído una de tus frases, un 'Everything is gonna be alright' en un mal día. 
Vuelve pronto, sé tu mismo, pero sobre todo #StillKidrauhl. 
Te quiero, te queremos. 





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