dimarts, 4 de març del 2014

Verdades como puños.

En el fondo hay cosas que nunca llegarás a decir y nunca confesarás, por miedo. En realidad todos somos un poco cobardes cuando se trata de decir algo que nos importa demasiado. Que las cosas que importan de verdad siempre se dicen con una mirada, un gesto, una sonrisa… Hasta hay veces que sin tener lo que quieres, te da miedo perderlo, pero no vale la pena forzar las cosas, todo ocurre cuando menos te lo esperas, para bien o para mal, te das cuenta de que nada depende de ti, que también depende de otros, eso hace que la vida sea tan curiosa. Que las cosas no tienen valor por sí solas, serán importantes en la medida que tú les des importancia. Y es que hay momentos y ocasiones en que al vida te hacer reflexionar, días en los que estás inmensamente feliz y otros en los que deseas no salir de la cama, veces en que decepcionas sin decepcionar, y otras que te decepcionan, gente que tiene dos oídos por tener porque escuchar escucha más bien poco y que encima son los que más hablan de lo que no saben provocándote a ti un enfrentamiento con alguien que quieres.
Pero, ¿porque somos tan tontos y decidimos ser infelices un tiempo con tal de no dar el primer paso?, estar enfrentado con personas a las que quieres sólo por terceras personas que no han dicho la verdad, y no solucionarlo por orgullo. ¿Porque no se aclaran las cosas y se olvidan?
Está claro que la vida desde fuera se ve mucho más sencilla y fácil, pero la realidad de las cosas es que la vida nos pone las cosas difíciles con tal de que aprendamos, y la primera lección es que el orgullo separa más que la distancia.


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