dimarts, 19 de novembre del 2013

¿Y yo?

Hace tiempo me enseñaron que un hombre no es hombre sin su mujer, que un príncipe no es príncipe sin su princesa y que incluso un niño pequeño no es feliz sin esa niña enana que juega con él todos los días es el parque. Que si un día ella no iba él se sentaba con su madre en un banco y movía los pies con la esperanza de verla entrar por esa pequeña verja que separa la acera de la arena del parque, que cuando la veía entrar el corría hacia ella para darle el abrazo mas sincero que nadie daría nunca. También que ese príncipe muere si su princesa vive encerrada en una torre sin poder verla, y que es capaz de luchar contra dragones y brujas solamente para poder estrecharla entre sus brazos y sentir su olor acariciando su nariz. También que ese hombre no es feliz cuando al llegar del trabajo no la ve a ella tirada en el suelo jugando con sus hijos y con pelos de loca, no es feliz si no siente al cogerle la mano su alianza. Y que un adolescente no es adolescente sin que esa chica no se enfade aguantando la risa por si ha hecho algo mal, y tampoco es feliz sin que esa chica ponga sus brazos alrededor de su cuello se ponga de puntillas y que en un cálido y silencioso susurro le diga que lo quiere. Para darme cuenta de todo esto tuve que jugar al ajedrez y darme cuenta de que con un mal movimiento el rey acaba muriendo sin su reina.



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