Sigue soñando, princesa.

Cierra los ojos, respira y es en ese momento cuando pasa por tu cabeza una película hecha imágenes; él y tú sentados simplemente en un banco de un parque, mirando su preciosa sonrisa, disfrutando con sus besos y sus caricias; de nuevo otra imagen, es él de nuevo, en un cine, a oscuras, observándole en silencio y ¿para qué has pagado la entrada del cine? Si estás mirando la mejor película del mundo, a él, le estás mirando a él, no te interesa esa película de la pantalla, no, les estás mirando a él, estás pensando lo muy enamorada que estás de él y de repente le sueltas un te quiero, que no viene a cuento pero que tú quieres que lo sepa y que le quede bien claro; otra imagen, en un bar, una botella de agua imposible de abrir y que él se empapa de agua por abrirla, os miráis y os reís sin más, y eso se os quedará grabado en la mente para siempre, os sentáis y miráis por la ventana de ese bar, habláis de todo, del futuro, del presente, de vuestro pasado, pero sobre todo de lo a gusto que estáis uno junto al otro, y os besáis y así durante todas esas horas juntos; no paran de llegar imágenes en tu cabeza, de nuevo él y su manera de sonreír, su manera de despedirse, tardabais media hora hasta que os soltabais, ¿por qué? No tiene un porque o quizá sí, pero os gustaba así, dejar la marca el uno al otro y soltar un hasta la próxima y después de cada beso esa sonrisilla y ese te quiero tímido que al final soltabais.